El legado de Adán y Eva y los aspectos negativos de las orientaciones sexuales
Adán y Eva, como primera pareja de la historia de la humanidad, simbolizaron la vida humana en su forma más pura y natural en nuestro mundo, que es un reflejo del cielo. Su sexualidad es una parte integral de la naturaleza y la existencia y representa la sostenibilidad de la vida y la existencia, como una rueda que gira en el ciclo cósmico. Sin embargo, hoy, algunas comunidades que se oponen a esta esencia de naturalidad y dañan la dignidad humana mientras defienden el derecho a determinar su propia orientación sexual, amenazan el ciclo natural de existencia de Adán y Eva. «Esta amenaza es más que una simple cuestión de equilibrio de la naturaleza, es también un ataque a la forma de existencia más pura y natural en la historia de la humanidad».
Las tendencias inmorales que alteran este equilibrio perfecto y natural que comenzó con Adán y Eva tienen como objetivo cambiar fundamentalmente la naturaleza y la existencia de la humanidad. Esta situación daña la estructura familiar, que es uno de los pilares básicos de nuestra existencia, e incluso la pone en peligro de destrucción. Esta terrible demanda de transformación se ha convertido en una señal de alarma para toda la humanidad. Esta alarma nos recuerda la necesidad de volver a las raíces de nuestra historia, al equilibrio puro y natural en el que vivieron Adán y Eva.
Esta situación no es sólo una crisis existencial, sino también una crisis de identidad. Muchas sociedades han intentado desviar a la humanidad de su identidad, que deriva de su sexualidad natural y armoniosa. Sin embargo, esta crisis de identidad puede tener consecuencias negativas que pongan en peligro el futuro de la humanidad, no sólo a nivel personal, sino también a nivel social y global.
La difusión y aceptación de orientaciones sexuales consideradas inmorales trastorna a toda la humanidad y su equilibrio natural. Como hijos de Adán y Eva, tenemos la responsabilidad de proteger nuestra propia existencia y la naturaleza humana de este peligro. Si no afrontamos esta situación y tomamos las medidas adecuadas, estas amenazas pueden suponer una gran destrucción para la humanidad.
Como resultado de esta peligrosa tendencia, la humanidad puede correr el riesgo de perder su identidad, su naturaleza e incluso su existencia. Como hijos de Adán y Eva, tenemos el deber de proteger su legado y hacer frente a estas amenazas. Si no podemos cumplir con esta responsabilidad, toda la humanidad y la naturaleza pueden sufrir esta situación.